Existen diferentes tipos de lápices de
colores. Los más comunes utilizan minas de cera pero también hay lapiceros de
aceite o con mina soluble en agua (acuarelables).
Los lápices de colores contienen
en su interior una barra de cera o un material más graso (aceite) colorado con
pigmentos de color:
Lápices de colores de
cera: son los más baratos y los más habituales. Según la calidad de
la cera los colores serán más o menos mezclables entre sí.
Lápices con base de aceite: son lápices de colores profesionales
para artistas e ilustradores. Son muy apreciados por que sus colores se funden
muy bien entre sí. Además, se pueden diluir con esencia de trementina
(aguarrás) para lograr un acabado pictórico similar al de los óleos. Los lápices Polychromos
de Faber-Castell son un buen ejemplo.
Lápices acuarelables: los lapices acuarelables tienen
minas solubles en agua. Se utilizan para conseguir un acabado similar al de
las acuarelas
Sanguina: aunque la sanguina es un
lápiz cuya mina tiene color rojizo-marrón, estos lapiceros no se suelen
comercializar como lápices de colores.
Según la forma de los lápices de
colores podemos clasificarlos en tres categorías:
Lápices hexagonales: los lápices de sección hexagonal son los más
comunes. Para fabricarlos se fresan unas ranuras circulares en dos tablas de
madera. Se introduce la mina. Se encolan y después se pasan a través de una
fresadora que esculpe el lápiz tallando la madera sobrante.
Lápices de colores redondos: muchos fabricantes lápices de colores
profesionales optan por utilizar una sección circular para sus lapiceros.
Faber-Castell lo hace en sus lápices coloreados de alta gama con mina al óleo.
Lápices triangulares: los lápices de sección triangular se utilizan
para la enseñanza de la escritura y las artes plásticas a los niños por ser más
fáciles de sujetar.
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